«Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis,» (Isaías 30:15)
El camino de la salvación de Dios sorprende. Aquí el profeta Isaías anuncia al pueblo rebelde la misericordia de su Dios. Pero esta salvación no venía por medio de una gran victoria en el campo de batalla o bajo el liderazgo de un guerrero poderoso. A su pueblo Dios promete salvarles «en descanso y en reposo ... en
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quietud y en confianza». Pero el pueblo de Dios no quiso una salvación así. Ellos hubieran preferido algo más vistoso, algo que les daba un papel un poco más importante en esa salvación. Así era también con Naaman el leproso. Cuando el profeta le mandó a bañarse en el río Jordán, no le hizo ninguna gracia al poderoso general de Siria porque hería su orgullo. Y sigue siendo así hasta el día de hoy. El mundo está repleto de personas que buscan una salvación por medio de sus buenas obras o su éxito personal o su religiosidad sincera. Pero Dios sigue ofreciendo la salvación por medio de la fe: el descanso y el reposo, la quietud y la confianza. Desafortunadamente, hay muchos que rechazan esa salvación. No obstante no nos desanimemos y sigamos compartiendo con el mundo el mensaje del evangelio.
La verdadera salvación sólo viene cuando descansamos reposadamente en quietud confiada gracias a lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz.